Comencemos por el principio, la recolección: los pétalos de las rosas producen unos aceites que emiten un gran aroma. Para preservar su calidad olfativa las flores se cortan al amanecer, antes de que el sol las oxide y fermente.

Su proceso de extracción del olor para obtener su esencia (en forma de concreto o absoluto) se realiza mediante solventes volátiles.

Ya las culturas antiguas utilizaban la rosa como principal ingrediente en la fabricación de perfumes y productos cosméticos. En el  siglo I ac, los árabes y beréberes destilaban la flor y producían su Eau de rose. 

La Rosa es una de las flores femeninas por excelencia y símbolo del amor, esta relación procede de la mitología griega con su diosa Afrodita y la mitología romana con su diosa Venus, ambas representantes del amor y la pasión.

El aroma a rosas es femenino, sensual y elegante a más no poder. Su aroma es una constante en perfumería porque son tantas sus facetas que puede adaptarse a cualquier tipo de mujer. Es un “must” como un jersey de cachemir que te abraza y te envuelve y siempre es tendencia porque se adapta a cualquier estilo gracias a su capacidad para combinarse con otras materias primas que la complementan.

Aunque pase desapercibida en algunas composiciones el 90% de las fragancias femeninas que hayas utilizado alguna vez contienen Rosa y cada vez más perfumes masculinos la introducen rompiendo clichés “old fashion” y uniéndose a la tendencia “genderless”, porque las materias primas de la naturaleza no tienen género.

Regalar o regalarse el Eau de parfum Nina Manifest “Endless self-Esteem Roses” es envolverse de una sensación de delicadeza-empolvada que nos recuerda a los coloretes, maquillajes y desmaquillantes. Una sensación de confort, elegancia y